domingo, 7 de junio de 2009

parte de мι vιda ιι


La suerte estaba de mi parte, aunque todavía no podia ser consciente de hasta que punto. La calle estaba desierta y no me importunó ningún vecino.Abrí la puerta de casa como pude con una mano, cerré fuerte y puse el cuerpo de la chiquilla sobre el sofá.-Vaya con la nena...-dije mirando con total descaro su cuerpo.


Traje una toalla y agua fría. Le eché un poco de agua en la cara para ver si reaccionaba. Me encantaba ver como las gotitas hacian una carrera en sus cerrados preciosos labios.Le limpié el agua. Mojé la toalla y se la puse en la frente. La zarandeé suave.-Hora de levantarse...--Uh...eh...-entreabrió los ojos.El flequillo se le había mojado, asi que se lo aparté de la cara. Se frotó la cara con las manos mientras se incorporaba y se sentaba en el sofá. Cuando apartó sus manos pude ver sus profundos ojos.Ojos suaves y tristes... de clarísimo color rosa. Al fín me miró, y sin decir nada se cruzó de brazos semiagazapada. Creo que tenía frio.-Toma.-le ofrecí a camisa con la que la había tapado para subir.La cogió y se la puso por encima. Parecía asustada.-Tranquila, ya estas a salvo, pequeña.-dos lágrimas redondas brotaron de aquel abismo que eran sus ojos. Me abrazó con fuerza.


Nunca había sabido como actuar en ese tipo de situaciones. Ella lloraba y yo no podía hacer nada. Al final opté por darle unas palmaditas en la espalda.-Ya, ya.-me levanté, y fui a la cocina a por algo de comer. Empezé a ponerme nerviosa. La chica actuaba como una niña pequeña, pero... su cuerpo... parecía que tubiese 16 o 17 años...¿Qué iba a hacer yo ahora con ella? Lo primero sería contactar con su familia... Quizás estubieran preocupados. Cogí unas magdalenas y prepare un vaso de leche caliente. Lo llevé al salón.Para mi sorpresa, la chica del pelo rosa estaba mirandolo todo con mucha atención. Había dejado de llorar. Me mira sin expresión y me pregunta:-¿Yo vivo aquí?.-y sus dos brillantes ojos me contaron su historia.
Entonces lo entendí todo. Seguramente habría sufrido algún percance por el cual se había quedado sin sus recuerdos. Quería que se quedara conmigo. Quería protegerla... Solté la comida en la mesa y me acerqué despacito a ella.


-Sí, a partir de ahora vivirás aquí.-le sonreí con algo de miedo, no sabía como podía reaccionar.-¿Y cuál es mi cuarto?.-sonríe un poco aun con la rojez de quien ha estado llorando.Que inocente era. Tenía suerte de haberse topado conmigo... La guié hasta una habitación muy simple, con su armario, su cama y su mesita de noche.Se sentó en la cama.-Es blandita, me gusta.-observé su ropa sucia y algo rota. Rebusqué en ese armario, que era dónde tenía ropa antigua o que ya no usaba. Le di algo mas cómodo para que se cambiaray me salí del cuarto.


Aquello no podía ser real... Era mi compañía perfecta, lo que siempre había querido. Una persona que dependiera de mi y no pudiera dejarme nunca. Desde aquél dia que la encontré,supe que era la parte de mí que me faltaba.

parte de мι vιda ι


Acababa de salir del trabajo. Durante esta semana salía a las 9. Llevaba ya un año trabajando para aquella empresa de dulces, y estaba bastante contenta con el aspecto laboral de mi vida. Ganaba bastante y podia permitirme vivir bastante bien. Tampoco necesitaba lujos. Vivía de alquiler en una casita pequeña, con dos habitaciones y tambiendisponia de un pequeño automóvil bastante anticuado, pero que me venía de perlas. Busqué las llaves del coche en mi bolso pero no daba con ellas. Las encontré en el bolsillo de mi pantalón corto. Al fin dí con las llaves y pude sentarme en los viejos pero cómodos asientos de mi coche. Cerré la puerta con fuerza. Dejé mi bolso en el asiento de al lado y me miré en el retro visor. El lila de mis ojos resaltaba bastante en la oscuridad. Me coloqué todo el pelo hacia un lado y me puse una camisa blanca. Empezaba a hacer frio.Arranqué el coche y pise a fondo con mis vans de cerezas. Metí una cinta antigua de Scorpions mientras conducía de camino a mi dulce hogar, tarareando la melodía de las canciones.

Otro día normal y corriente, tranquilo y sin preocupaciones. Que tranquilidad.

-¡Oh!¡Menuda canción!.-subí el volumen de la radio al máximo. Sonaba "no one like you" Movía la cabeza despacio siguiendo el ritmo, con mi brazo izquierdo asomado en la ventanilla.Me atrevería incluso a encenderme un cigarro. Mejor cuando me baje. Seguía oyendo el estribillo de mi canción cuando, inesperadamente calló algo a los pies del coche.
-¡Joder!.-frené lo más rápido que dieron de sí mis reflejos. Me habia parecido una figura humana.Menos mal que en ese momento no había ningun coche detrás mia, sino aque frenazo me podía haber costado la vida.Me bajé apresurada del coche y me acerqué con cautela a aquello. Definitivamente era un cuerpo... un cuerpo de chica.
Encendí un cigarro mientras miraba que no pasaba nadie. Aunque no pude ver ninguna persona cerca, tenía la sensación de que me observaban. Di una calada lenta mientras me ponía en cuclillas a ver a aquella chica con el pelo rosa. Estaba de lado, y la falda negra le ondulaba con el viento. No veía sangre por ninguna parte. Me arrodillé frente su cara. Estaba helada. Su pecho se movía despacio por la respiración,asi que no había que preocuparse. ¿La había atropellado? Todo ocurrió tan rápido que apenas si me di cuenta. Estaba viva, asi que no había que preocuparse. Le aparté el pelode la cara. Su blanquísimo rostro... era una niña preciosa.-Oye... tú, arriba.-le di unas palmaditas en la mejilla, pero no reaccionaba.
No hiba a dejarla ahí tirada bajo ningún concepto... Y tampoco iba a ir al hospital para meterme en líos. La llevaré a casa, pensé.
La cogí con todo el cuidado que fuí capaz, intentado que su cuello no se ladeara. No pesaba mucho, pero meter a alguien asi en un coche... Estimé que sería algo mas bajita que yo,pero era seguro que era mas delgada. Con delicadeza deposité el cuerpo de aquella dulce extraña en los asientos traseros de mi coche. Arranqué y fui despacio, mientras pensaba en como iba a subirla a casa. Bueno, en brazos, la taparía con mi camisa como si estubiera dormida.

sábado, 6 de junio de 2009

вιenvenιda, Evelyn


El extraño ser encapuchado se levantó, dejando caer la túnica. Era una persona tan desfigurada y sanguinolenta que si no hubiera sido porque se acababa de levantar, podria afirmar que se encontraba sin vida. Alzó un brazo y Loona, le cortó la mano con no sabría decir qué.
En ese momento mis obnubilados sentidos se pusieron a mil. Escuché un grito inconprensible de aquella figura mutilada.
Era la voz de... mi madre.
Intenté revolverme de donde estaba, pero me encontraba sujeta por manos invisibles. ¿Serian aquella manos las de los espíritus que cantaban? Despues hablaba Luis... Ese maldito loco que me habia hipnotizado con su mirada... Aquel desgraciado satánico que me había engañado para hacerme parte de uno de sus rituales. Y por si fuera poco... mamá... mamá... mamá...
-Todo marcha a la perfección... Carne de quién da la vida, el cuerpo de una chica de inocencia arrebatada contra su voluntad... Llamemos ahora a Evelyn.
Y Noah, aún erradiando luz roja, levantó la mano desgarrada y la alzó en alto, donde parecía abrirse un agujero negro.
-Evelyn, trae tu alma de el más allá guiada por la luz del amor de Luis, sigue la mano de tu madre que coserá tu alma a la tierra y sujetate al cuerpo de esta muchacha que te ofrecemos... ¡para que puedas volver a la vida!
Lo último que pude recordar... Un enorme agujero negro que salia de la nada... Y una imagen espectral de una joven preciosa, que bajaba desde ahí desnuda y me abrazó fuertemente. La misma joven de la cual tenia Luis muchas fotos en una de sus estanterías...
Y desde aquí os hablo, desde mi cuerpo dominado por esa tal “Evelyn”. Mi mente ha sido mas fuerte que cualquier invocación o hechizo. Mi persona sigue aún aquí dentro, pensando y proporcinando terribles pesadillas a esta parásita. Algún dia... Recuperare mi cuerpo completamente. Lo cierto es que no he sido totalmente sincera con vosotros, lo reconozco. Lo que de verdad hizo que pudiera salvarse una parte de mi fué el último acto de mi madre. Rompió el espejo... Si, aquel espejo agrietado. De ahí salieron demonios cuyas mentes podia leer. Decían: ¡No puede volver a la vida! Y sabeís lo que consiguieron... Que esta pobre desgraciada perdiera la memoria. (como os imaginareis... supuso un gran palo para Luis... que se joda! ^.^)

laѕ trιpaѕ del alмa


-Vamos allá, Luís. Todos en pie.
Todas la persianas estaban totalmente bajadas. Noah levantó los brazos, y la luz se apagó. Las velas prendieron todas fuertemente, con un sonido característico. Bajo los brazos y los colocó como si estuviera rezando. Un extraño sermón salio de su boca, primero como un susurró que ganaba fuerza en cada palabra, fuerza y cuerpo. Más voces se unieron a su oscura misa, más y más voces, todas precedente de la habitación, algunas aparecieron a mi lado y a mi espalda, provocándome él mas terrible de los escalofríos. Unas voces agudas y graves, voces terribles de ultratumba, que cantaban al unísono, como si de un lamento infernal se tratase.
-Luís!.-alcé la voz-.podré hablar con mi mamá?
-Eso espero… aunque no puedo asegurarte nada.
Loona dejó escapar una discreta risa. La chica de los cantos, paró, aunque las demás voces no cesaron. Horrible música de fondo. Colocó una especie de amuleto con forma de estrella de puntas, con un hueco en medio sobre el tablero.
-Colocad el dedo índice…
Y unos acalorados golpes en la puerta.
-ME CAGO EN LA PUTA!.-grito Luís hecho una fiera-.LOS VOY A MATAR.
No me asusté, sencillamente esperé a que Luís acabara con su presa. Los cantos cesaron de inmediato. Abrió la puerta brutalmente, a lo que los policías que esperaban tras ella palidecieron, más que la última vez. Sin darles otro tiempo para que reaccionaran, los agarró a ambos por el cuello. El de el pelo mas claro, quien había quedado desdentado esa misma mañana, aún tenía la cara hinchada y una raja en el labio superior. Luis apretó los puños alrededor de los escuálidos pescuezos de sus víctimas. Sus ojos nos miraban suplicantes e hinchados de color rojo. Que se pudran. El único sonido procedente de sus gargantas era un grito ahogado y gutural. Los ojos de los maderos, inyectados en sangre y con las venas a punto de reventar a causa de la asfixia, se doblaron inevitablemente hacia arriba, quedando en blanco. Tiró los cadáveres al suelo. Les escupió tras soltar una carcajada de locura.
-¡Disfrutad del espectáculo cabrones!-.volvió a su sitio, de pie a mi lado.
-Te quiero, Ei… Leah.-lo miré con una ceja levantada, solo me besó.
Todo esto empezaba a darme muy mala espina, ¿podría encontrarme en peligro ahora mismo sin saberlo? No podía ser... Luis me queria y yo lo queria a él. ¿Pero por qué? Apenas nos conociamos desde ayer... Y lo veía tan bueno... Me acababa de quedar de piedra pensando. ¡¿Y mi madre, joder?! ¿Qué le ha pasado? Tengo miedo... Quiero estar con ella... Me siento con ganas de vomitar.
Luis me lanzó una mirada asesina, tras lo cual vi que las dos chicas me miraban con cara de desaprobación. El fondo musical comenzó de nuevo, en el mismo volumen en el que se había apagado, sobresaltándome un poco. Menuda atmósfera apacible. Aquellos cadáveres, tirados en una postura impensable, parecían mirarme con sus ojos sin pupilas. Noah puso su dedo en uno de los lados del ornamento de estrella. Después Luís y Loona, y finalmente yo. No se movió como yo esperaba. En los segundos siguientes nada ocurrió, hasta que después noté que los tatuajes de Noah empezaban a brillar despacio, un brillo rojo, que hacia juego con la luz de las velas. Todo se cuerpo brillaba intensamente. Un gran destello rojizo me cegó unos segundos. Traté de reaccionar, pero no podía moverme. ¿Qué me había pasado? Traté de mirar a Luís, pero lo único que acerté a ver era la lámpara oscura del techo. Estaba tumbada en el centro de la mesa. Inmóvil. No tenía ni idea de porqué. Ni siquiera podía gritar. Apenas pensar… Empezó a anularse mi vista poco a poco. Pero aún podía distinguir vagamente lo que había a mi alrededor. Mi mente luchaba contra extrañas fuerzas para mantenerse consciente. A duras penas conseguí distinguir lo que ocurría a mi alrededor.

enaмorada y confυѕa


Las diez. Nada más la aguja de los minutos se posó sobre las doce, una suave llamada a la puerta. Eran ellas. Entraron silenciosamente las dos chicas, llevando tras de sí una extraña figura envuelta en una gran capa negra. Con la cabeza agachada, era imposible verle el rostro. Posiblemente llevaba las manos atadas. Su presencia me despertaba una cierta inquietud y tranquilidad. Que extraño era todo. Loona, la “rubia despampanante” , merecía ese sobrenombre sin duda alguna. Una cara perfecta, con sus carnosos labios pintados de rojo intenso, unos grandes y misteriosos ojos azules, una reluciente mata de pelo, grácilmente ondulada, le caía en cascada sobre su espalda y en su pecho voluminoso y perfecto. Unas piernas preciosas, que se dejaban ver de vez en cuando por la amplia raja que tenía la falda de su vestido. Un vestido largo rojo, con el detalle de las cuerdas que formaban un corsé en negro. Y destellos en su cara y en sus orejas, delataban todos los piercings que llevaba. Me quedaba en éxtasis observando aquella perfección casi mágica. Cerré la boca para mirar a su compañera. Una estudiante de secundaria? Valla… Eso parecía. Con su inocente rostro algo asustado, saludaba a Luís de buena gana. Vestía de manga larga y con guantes, a pesar de hacer calor. Su corte de pelo irregular hacia que uno de sus ojos quedase tapado por un flequillo de color oscuro. Susurró algo a Luís y entro en la sala del baño. Me presentó a Loona, muy amable y simpática, la cual denotaba un cierto aire de superioridad y una gran confianza en si misma. Que labios… Ella sentó al tercer y macabro acompañante en una silla al fondo, apartada de la mesa. Creo que le dijo algo. Después dispuso velas de diferentes alturas y grosores por todo el salón. Velas rojas. Y una gran vela negra debajo del espejo, el casi derruido espejo. Al poco, volvió Noah, y ya supe a que se debía tanta ropa, ya que al dejarse solo una camiseta corta de rejillas, y un short, pude ver todos sus tatuajes. Era asombroso. A través de la rejilla que cubría su cuerpecito de adolescente, se veían tatuajes de formas extrañas, como de runas antiguas. Pero la tinta de sus extremidades era diferente, eran dibujos como de cicatrices que hubieran sido cosidas por algún cirujano loco. Y en su cuello, otro tatuaje de cicatriz hacían de Noah la princesa degollada. La saludé y los cuatro nos sentamos en la mesa redonda, dejando a un lado al quinto integrante. Nos miramos todos unos instantes, hasta que empezó un extraño diálogo entre Loona y Luís.
-Parece que por fin está todo listo. ¿Empezamos?
-Bueno, Loona, me estado preguntando, si no habrá ningún percance durante…
- Ni hablar! He estado repasándolo todo meticulosamente. No hay cabida para el error.
-Y será igual? Quiero decir, será como antes? Será ELLA?
-Sí. Otro recipiente…con… digamos… el mismo contenido. Exactamente el mismo contenido.
-Jajaja, que buena eres!
-Eso sí, todo debe hacerse según el itinerario… Un solo error… Y no sé lo que le podría pasar.
Mientras hablaban de cosas que para mí nada significaban, la otra chica, con la cabeza agachada, no dejaba de observarme con el ojo que le quedaba al descubierto. Que mal royo me daban estas dos.

preparando el fυneral de мι мente


Y me besa. Después del almuerzo, tomamos asiento en el sofá del salón. Me estuvo hablando de sus amigas. Me dijo que se conocían desde hace mucho. Eran pareja. ¿Una pareja de chicas? Impensable para mi. Aunque lo que anteayer me parecía impensable era ahora una dura realidad. La más pequeña se llamaba Noah, era la que tenia más fuerza espiritual. Aunque yo no sabía muy bien de que se trataba lo de la “fuerza espiritual”. Podía comunicarse perfectamente con el más allá, con un esfuerzo mínimo, ya que convivía habitualmente con entes espirituales en su propia casa. La otra muchacha se llamaba Loona, y al parecer podías encontrarte un piercing en su cuerpo miraras a donde la miraras. Una “rubia despampanante” dijo Luís, (tras lo cual recibió una mirada asesina por mi parte) Menudo par, pensé. Vendrían sobre las diez para hacer los preparativos. Todo debía estar dispuesto para las doce, la hora exacta en la que daría comienzo el ritual de oija.
-¿Tanto tiempo se tarda en preparar un acontecimiento de tales características?
-Jajaja, que fina eres a veces. –Idiota!.-Le dije, y le saqué la lengua.- La verdad es que en mis condiciones normales no, pero ten en cuenta que a tu madre no la conocemos, quiero decir, no sabemos donde se encuentra. Aparte, debes de saber que la primera vez que alguien hace una invocación, tiene que pasar por una especie de “rito de protección” Es muy sencillo y te protegerá para siempre de aquellos entes que quieran hacerte daño.
-Ahmm! Pues muchas gracias!.-le abracé.
-Te quiero, Leah.
Nos encendimos unos pitillos, y estuvimos unos minutos mirándonos sin hablar. Estábamos hechos el uno para el otro. Observé que en una de sus estanterías, había puestas muchas, muchísimas fotos de una chica. Me acerqué para observarlas mas de cerca. Parecía muy contenta en todas las fotos. Tenia una expresión muy dulce. El pelo muy largo y de un color castaño claro, muy parecido al mío. Muy parecido… lo cierto es que se parecía mucho a mí incluso en la cara, los ojos, la boca… Supongo que seria su exnovia, y no me apetecía preguntarle nada. Para mí, yo era y había sido su única chica.
-Olvidé decirte… Vendrá también un hombre junto a ellas dos. No te preocupes por él, no es nadie importante.
-Esta bien.
-Ahora despejemos los muebles del salón, excepto la mesa y los banquillos. Pon este en el fondo. Perfecto. Limpiemos un poco el polvo… Listo. Todo listo.
Y así, limpiando y moviendo muebles a otras estancias, llegamos a la hora de la cena. Yo no me encontraba con ganas de comer, de puros nervios que tenía encima, y trataba que Luís no lo notara, así que entré en el baño, con sus peculiares toallas negras. Puse el cerrojo y me miré al espejo. Joder! Que susto! Por un momento me pareció que quien había justo en frente mía, no era yo… Estoy reventada. Que ojeras tan marcadas llevaba. Puede que no hubiera dormido tan bien como creía recordar. Me enjuagué la cara, y me mojé un poco el pelo. Me sequé y trate de dedicarme una sonrisa, pero lo único que conseguí hacer fue una mueca, que distaba bastante de cualquier sonrisa. Salí del reducido cuarto de aseo.
-Cielo…Que aspecto tengo?
-Ya te dije… Preciosa. Esto, Leah! No probaste bocado.
-No tengo apetito, quizá mas tarde.
Nuestra conversación se vio interrumpida por unos violentos golpes en la puerta de entrada. Otra vez la poli, genial. Luís se acercó a la puerta y abrió con un ademán grave y violento, sorprendido a mis dos conocidos policías entre bromas y risas, que abandonaron de inmediato al ver a la expresión endiablada de mi amor.
-¿Qué coño quieren?.-el tono de Luís era seguro, serio e imponente, a pesar de su vulgar vocabulario.
El policía moreno, habló, tras dudar unos instantes entre volver mas tarde o hacerle frente a aquel maromo.
-Un respeto chaval.-y casi mejor que no hubiera abierto la boca, pues sus palabras sonaron temblorosas.
-Sabe algo de la desaparición de su vecina?
-Yo no se nada de nadie, solo me preocupo de mi mierda.
-¿Sabe usted que es el primer sospechoso del asesinato de Claree Craftlove y de la desaparición de su hija Eleahnor?.-esta vez habló el enano vestido de azul, mas bien un pitufo que un madero, y lo hizo sin titubear, cosa que a Luís irritó bastante.
-Discúlpenme… Tengo cosas que hacer. Ya les he dicho que no se nada de esa familia.
-Si, eso dicen todos.
-Cállese joder!.-y propino un puñetazo al rubio, cuyo rostro se torno pálido, casi verde-.
El compañero lo sujeto y lo alejó de su agresor. Vio que su amigo había perdido alguna pieza dental, y sangraba en exceso por la boca.
-Se arrepentirá de lo que ha hecho! Ya veras! Sí, ríete sí, ya nos hartaremos de escupirte y reírnos nosotros cuando estés entre rejas!
-Que os den desgraciados!.-dijo, mientras hacía un gesto obsceno.
Cerró la puerta. Lo observé atónita.-Dios santo, que hostia le había dado a aquel miserable. Solo hacía su trabajo…Nunca se me había ocurrido pensar en que aquel a quien yo amaba tan irracionalmente podía ser peligroso. Espero no volver a verlo así-. Cuando entró le temblaban los puños, que mantenía fuertemente cerrados. Apretaba los dientes.
-Tranquilo, ya se fueron.
-Sí… Son de verdad detestables.-Y me abrazó aun temblando de ira.- Volverán muy pronto, y no van a tener la suerte de hoy. Capullos, se creen que por llevar una insignia son superiores a todos. Escorias.
Pues vaya, si eso era suerte…

мυñeca de porcelana


Me pasó un brazo por la cintura, me agarró y me giró para que le mirara a la cara -.En ese preciso instante, algo enorme se apoderó de mi, pasó de sus ojos a los míos, y después a todo mi ser. Supe que le pertenecía, que mi cuerpo y mi alma estarían toda la vida poseídos por su mente y por su mirada de ángel y demonio. Me sentí como una muñeca entre sus brazos. Era inevitable.-
Me tomó el cuello con las dos manos y me apartó el pelo de la cara. Me besó suavemente la mejilla… .-Su piel estaba helada y a la vez ardiendo, que maravillosa sensación… Tómame, por favor-.Me besó mas abajo, cerca de los labios, luego la barbilla hasta que llegó a mi cuello. Lo acarició y rozó suavemente sus labios en mi cuello. Se apartó un segundo, como si dudara. Mi cara empezaba a quemar. Y su calor me llenaba rápidamente, bajaba de mi cuello a todo el cuerpo, cada vez más fuerte y más rápido. Le ofrecí mis labios… Mi primer beso. Así que esto era lo que se sentía… Genial. Lamió mis labios lentamente… Casi podía leer una melodía en su forma de besar. Una melodía que decía: Eres solo mía. Me perteneces. Le acariciaba la espalda y él a mi el pelo. Orgía de besos. Nuestras caricias fueron mas intensas por momentos… Nos abrazamos fuertemente, abrasándonos en un mismo fuego… De repente, un atisbo de dolor rozó mi cuello, tan ligero y sutil que llego a resultarme agradable. Me había mordido… llevándome al más puro éxtasis… Sentí cada gota de sangre de mi cuerpo, sentí como cada una de mis fibras corporales vibraban al son de los latidos de su corazón. Increíble pero cierto.
Desperté algo desorientada… Ahora me dolía su mordedura. ¡Sería bestia! Lo amaba. Pensé que quizás era un vampiro... una criatura terrible de fantasía oscura. Fuera lo que fuera Luis, no podría vivir sin él.
¿Qué tal?-me preguntó-

-Como si no lo supieras... Mi ángel de las tinieblas…-y nos besamos-.
Aún lo recuerdo como si fuese hoy.
Nos volvimos a acostar, y tapados hasta los hombros, entramos en un profundo sueño. Al despertar, estaba sola. Eran las 10 de la mañana. Luís no estaba en casa. Escuché ruidos en el rellano, me dirigí hacia la puerta y miré por la mirilla. Había cuatro policías en la puerta de mi casa. Uno de ellos poniendo un cordón policial.-fastidio de polis, que dejen en paz mi casa!-. Fui a la cocina a tomar algo. Había una nota en la nevera: Leah, te he dejado algo de desayunar al lado del microondas, fui a tu casa y cogí algo de dinero. Llegaré a las 2. He ido a comprarte ropa nueva y a avisar a mis amigas. No abras la puerta a nadie, yo abriré con la llave. Como en tu casa ^_^-eso decía la nota
Que bonita era su letra! Estaba enamorada perdidamente de él. Cogí otra camiseta de su armario, esta con una estrella roja, y un pantalón corto azul. Me duché, me vestí, y tome mi desayuno. Las 11. Paseé por su cuarto y vi que tenía muchos discos. Tomé algunos y fui al salón a escucharlos. Así espere las horas restantes hasta que llegara. En una ocasión, llamaron a la puerta. Un policía bajito, rubio y con una cara estúpida esperaba ante la puerta, acompañado por otro mas alto y moreno. Hice caso omiso de sus llamadas. Seguí escuchando música, eso sí, bajito. Escuche un disco en cuya portada aparecía alguien, pero no estaba segura de si era chico o chica. Con un horrible ojo blanco. No estaba mal… Toda su música me hacia sentir y recordar. Es como si la música cobrara un nuevo significado una vez llegada a mis oídos. Children of Bodoom, Korn, Skunk DF… El ruido de la cerradura.
-Buenos días princesa… ¿Cómo lo llevas?
-Buenos días cielo... Ha venido la poli.
-Cabrones, siempre andan molestando. Y seguirán viniendo, pronto con orden de registro incluida. Mañana nos largaremos de aquí. Te he traído ropa. Más vale que te guste, porque me ha costado bastante conseguirla.
-Muchas gracias. Me la probaré
Pasé al dormitorio y vacié las tres bolsas sobre la cama. Vestidos y ropa gótica… Me probé uno de los vestidos, negro y morado con encajes, con unas botas muy extravagantes, pero con el vestido quedaban genial. Me miré al espejo, y me parecía a una de esas muñecas de porcelana.
-Te… gusta?
-Estas preciosa, como siempre.
-Como siempre?
-Sí.-me sonríe levemente-
Toda la casa con su ambiente de la película el cuervo, y yo así vestida… Parecía la protagonista de un film de terror. Y lo que me iba a pasar por la noche no era para menos…

el eѕpejo мágιco

Me contó lo que le ocurrió una vez con un espíritu que decia buscar venganza. Mientras hablaba, pude observarlo todo lo que quise. Tenía un cuerpazo. Su melena negra azabache caía ligera sobre sus hombros. Manos fuertes y grandes… parecían suaves. Una espalda ancha y un torso bastante moldeado. Me encantaba… Llevaba un tatuaje en su hombro derecho. Una extraña “s”. Le interrumpí en su historia.
-¿Cuantos años tienes?.-dejó de hablar y me miró sorprendido.
-¿Cuantos crees?
-Bueno… siempre he pensado que tenías mas o menos mi edad…-creo que me sonrojé un poco.
-Acaso tengo pinta de quinceañero?.-parecía algo molesto.-De eso nada pequeña! Ya mismo los veinte!.-me dedicó una sonrisa traviesa.
-Oh!.-como se me había podido ocurrir… sin embargo lo había visto crecer conmigo.- ¿Y ese gran espejo para que es?-.intentando disimular y cambiar de tema.
-El espejo… bueno… lo tengo en casa desde que puedo recordar. A veces, cuando intento hablar con “ellos” y no lo consigo, aparecen esas grietas… No sé a que se debe realmente. Creo que… atrapa a los que no son de fiar, ya sabes, a los espíritus con un mal aura.
-Parece imposible que el cristal no haya caído hecho pedazos tal y como está.
-Es un espejo mágico!!-dijo con un divertido y alegre.-no le pegaba en absoluto.- sacó un paquete de tabaco-¿Te hace uno, Leah?
-Yo no… no fumo.
-Cambiarás, jeje. Sobre todo cuando pruebes esto.-y preparó otro de sus cigarros.
Mientras lo hacía, seguí observándole, y cada vez me parecía mas guapo, bello, hermoso, llegué a pensar que los rasgos de su cara eran demasiado perfectos… divinos. Cuanto más lo miraba, más me atraía. Sabía que no podía negarle nada. Odio el tabaco y todo lo que se puede mezclar con él. Su repulsivo olor y sus conocidos efectos a largo y corto plazo.
-Aquí tienes pequeña-y me ofreció la hierba con su jodida sonrisa irresistible-Te lo encenderé…
-¡Anda trae!-lo prendí y absorbí una enorme calada, al fin y al cabo, no quería que pensara mal de mí-.
-Eres genial Leah!!
Vale, odiaba los porros, pero si él me los ofrecía… No podía negarle nada. Y después de todo, ¡no estaba tan mal.
Continuamos conversando sobre nuestros gustos y aficiones. En una ocasión me dijo que me parecía mucho a alguien que había conocido. Me contó el plan que había para el día siguiente. Llamaría a dos amigas, una de ellas médium, para poder realizar la sesión de espiritismo. Sería sobre las doce de la noche. Y lo más importante era que no tuviera miedo. Miedo yo? Era pánico.
Por fin decidimos irnos a la cama. Le pedí que durmiera conmigo. Me daba miedo aquella casa, el espejo, el tablero de invocación, incluso Luís daba miedo a veces, su rostro perfecto y su linda sonrisa.
Me tumbé de lado, de espaldas a él, y él de lado mirando hacia mi espalda.
Cerré los ojos, y empecé a pensar en mi madre. ¿Por qué… ahora? Quiero decir, si fallece la madre de uno, lo más normal es que quede destrozado. Yo no. Simplemente lo había tomado como algo inevitable. Inesperado, pero inevitable. ¿Tan poco me importaba ella? Imposible, era a quien más quería, y había querido jamás, pero la vida es así de interesante. Todos los días pasa algo, por pequeño que sea, que te hace cambiar en mayor o menos medida la forma de pensar. ¿Qué sería lo que me había convertido en insensible? O quizá tengo un concepto diferente de lo que todos consideran normal. O no. Puede que no sepa como demostrar lo que siento. Quizá la manera de demostrarlo es diferente. No puedo explicarme como me había tomado tan naturalmente el adiós de mi madre. ¿Cómo había muerto? Mañana hablaría con ella. ¿Estaría enfadada? Cientos de preguntas daban hachazos de incertidumbre en mi cerebro. Y Luís… el siempre lo sabe todo… Como si leyera en mi cabeza… Dejé de pensar cuando noté su rostro cerca de mi.

нecнιzo de мentιraѕ



Me sorprendí al enterarme de que Luis vivía solo. Sus padres estaban en la cárcel por motivos que no me explico ni quise preguntar. También me llamó la atención la particular decoración de la casa. Por todas partes habian colocado crucifijos de madera, todos de color negro. Las lámparas eran pequeñas e irradiaban una luz rojiza. Sobre una alfombra que parecía la piel de un anima, habia un jarrón repleto de rosas marchitas qué daban un aire aún mas lúgubre a la habitación, con sus paredes cubiertas de papel de oscuros tonos. Discos de vinilo amontonados en un rincón, cerca de un moderno equipo de música. No veía la televisión por ninguna parte. Vaya ambiente... me gustaba. En el pasillo, una estantería llena de muñecas de porcelana que me miraban alegres, aunque su boca estaba pintada triste, todas con sus vestiditos de luto con encajes. Una mesa redonda al fondo del salón, cubierta por un mantel rojo como de seda, donde reposaba un... ¿tablero de ouija? Eso me gustaba menos.
-¿Te gusta mi choza?.-pregunta con su habitual sonrisa de niño pequeño.
-Es... original. Es bonita.
Me dio una camiseta grande para que estubiera mas cómoda, ya que iba a pasar la noche allí. "Cradle of Filth" decían las letras de la camiseta... ¿Cuna de porquería? Que cosa mas rara. Me cambié en el baño, que presentaba un aspecto así como antiguo. Me puse la prenda a modo de camisón, ya que el borde de la camiseta rozaba con mis muslos. Olía a suavizante dulzón. Busqué a Luis, y lo encontré en el que deberia ser su cuarto, de espaldas, vestido solo con sus vaqueros negros. Se quitaba sus brazaletes y pulseras guardándolos en un cajón.
-¡Hey!.-se dió la vuelta y me miró, de arriba abajo-.
-Vaya... demasiado interesante.-toco sus labios con la punta de los dedos. Sacó un pantalón corto de uno de los cajones y me lo lanzó.Lo cojí y le miré pidiendo una explicación.
-No me mires así...-me marché de nuevo al baño a ponérmelo. ¿Cómo podia pensar esas cosas en estos momentos? ¿Porqué no me ayudaba? Volví para hablar con él.
-Tenemos que hablar... de lo que le pudo suceder a mi madre.-le comenté impaciente, y fuimos al salón.
Nos sentamos en el sofá, de una dudosa comodidad y me ofreció un cigarrillo.
-No, gracias.
Sacó varias cosas de su bolsillo, y comenzó a quemar algo en la palma de su mano. Estupendo, le daba a los porros. Comenzó a hablar sin apartar la vista de lo que estaba haciendo:
-Tu madre me dijo que quería hablar contigo, Leah.
-¿Cómo? Yo... ¿Leah?.-mire extrañada, no entendía lo que me decía.
-Si.-soltó una risa suave.-De "Eleah", es mas corto.
-Oye, vale ya de tonterías. ¡Dime ya lo que dices que sabes!.-me miró y se quedo totalmente serio.
-Esta bien... Para ello he de contarte antes algunas cosas sobre mí, para que puedas entender después de lo que te estoy hablando.
Se encendió lo que se había liado y le dió una lenta y larga calada, mientras sostenía un pequeño cenicero con la otra mano.
-¿Ves el tablero que hay sobre la mesa? Es... como mi mejor amigo.
-Pero...-empezaba a desconcertarme, quizá deberia largarme de allí... y contarselo a alguien. Me miró de reojo.
-La policía no solucionara nada pequeña.
No le respondí. ¿Acababa de leerme el pensamiento? Que tio mas raro... Sino fuera porque un extraño sentimiento hacia que me negara a marcharme de su lado, lo hubiera hecho.
-También está el espejo... el que esta justo enfrente.
El espejo estaba agrietado, tanto que parecía un milagro que no estubiera en pedazos.
-La ouija... ¿Pretendes que me comunique con ella mediante eso?.-es decir, me dió a entender que había muerto, lo cual ya tenía de alguna forma aceptado. Me miró sin decir nada.
-¿Quieres que...?.-me cortó la frase en seco.
-Tienes que querer tú. Ella tenía que decirte algo muy importante antes de morir. Tienes miedo?
Miedo no. Si solo fuera eso… Era un terror sobrenatural lo que le tenía a los espíritus. Siempre me había asustado con los relatos supuestamente verídicos y documentados sobre el Cementerio San Miguel, el Cortijo Jurado o el niño de Vallecas. Y ese temor fue alimentándose con imágenes de películas y algunas experiencias ocurridas hasta convertirse casi en una obsesión, una paranoia. Creo que podía decir tranquilamente que era a lo único que le temía, después de la ya sucedida muerte de mamá.
-Me asusta un poco… hacer la ouija.-tuve que mentirle, no podía dejarle ver lo que de verdad sentía, iba a pensar que era una cobarde.
-Espero que muy poco… Los malos entes huelen el miedo….-lo que me faltaba.-Yo siempre he creído que se alimentan del miedo que les tienen algunas personas.
-No lo sabía.-y ahora me asusté aún más, si es que era posible.
-El miedo… Les gusta. El miedo les atrae.-seguía fumando tranquilamente. –A mi antes también me asustaba... Pero me acostumbre a ellos, a su presencia, hasta que decidí comunicarme y tenderles una mano amiga. Hablo con ellos cada vez con más frecuencia. Creo que… algunos hasta me aprecian-dejo el cenicero sobre una mesita con la colilla de su consumición aún humeante y se recostó sobre el sofá, totalmente despreocupado.
¿Sería posible lo que contaba Luís? Lo olvidaré por el momento.

loѕ eхtrañoѕ ojoѕ de lυιѕ




Me llamo Eleahnor. Tenía 15 años y entonces ya lo había olvidado por completo. Volvía un día de la biblioteca, bastante tarde, y me encontré a Luis en el portal. ¿Encontrarme con él? No. Me estaba esperando. De pie, apoyado en la pared, mirándome de modo inexpresivo. Fijamente. Hasta el día de hoy, nunca me había fijado en sus ojos. Tenían algo maravilloso... y triste, que hacían que me sintiera indefensa ante ellos, ante aquel abismo verde que eran sus ojos. Hipnotizada me quedé ante el color mas hermoso del mundo. No sé cuanto tiempo le estuve mirando. ¿Sonrojada? Puede. Nunca habíamos pasado tanto tiempo mirándonos. De hecho, es la primera vez que miraba tanto a un chico.



-Considérame tu amigo.-me dijo, con un tono de voz que no denotaba alegría ni tristeza..
Asentí con la cabeza levemente. Se dio la vuelta para irse.
-¡Espera!.-y sin volverse susurró algo.
¿Lo siento? No creo que fuera eso. Creo que no le escuché bien. Me quedé allí parada como una imbécil, pensando en lo que me acababa de decir. ¿Amigos?
...nunca había tenido amigos. Me coloqué ante la puerta de mi casa. Estaba abierta. Entré llamando a mi madre. La luz del salón estaba encendida. Caminé unos pasos. Nunca me hubiera imaginado lo que vi a continuación... Un charco brillante de sangre en medio del salón. Quedé paralizada y sin saber que hacer. ¿Llamar a la familia? No tenía otra familia que mi madre. Empezé a recorrer todas las habitaciones de la casa, al igual que cuando tenía 9 años y buscaba a mi padre, solo que estaba vez, una cortina de lágrimas nublaba mi visión. No hubo suerte. ¿Qué hace uno en estas situaciones? Uno acude a la gente mas cercana, familia, amigos... ¿¡Luis!?
Me dió un vuelco el corazón, al atravesar el umbral de la puerta de entrada de mi casa, pude verlo a él, apoyado en la barandilla, tal y como lo acababa de ver antes. ¿Pero no se había marchado? No. Me estaba esperando de nuevo. ¿Sabía él lo ocurrido? Mi cuerpo se quedó inmovil unos segundos, hasta que rompí a llorar desconsoladamente. Lloré amargas lágrimas de confusión y de soledad. Brotarón las gotas que jamás vieron la luz cuando desapareció mi padre. Y sobre mi vecino... que era casi un completo desconocido, bueno... Ahora era un amigo, asi que no sentire verguenza porque me vea en este estado. Le rodeé con fuerza con mis brazos. Mi llanto resbalaba sobre mi moreno rostro y sobre el cuero de la chaqueta de Luis. Ahora mi mente empezaba a hincharse de todo tipo de sentimientos. Aunque parar de llorar resultó ser aún peor. Sentí la soledad en su grado mas alto. Muchas desagradables sensaciones que me invadieron... La imagen de la sangre... ¿Muerta?
-Ojalá estuviera... aquí papá.- y Luis me devolvió el abrazo.
A su lado me sentía extrañamente bien, protegida... Pero esto cambiaba cada vez que me miraba directamente a los ojos... que me miraba y me hacía suya. Me habían hechizado sus ojos como esmeraldas, y no solo en el sentido literario, mas adelante os hareis una idea de porqué. Sólo él podia protegerme.



Me soltó bruscamente. Los metales de sus pulseras dejaron de hacerme presión en la espalda. Levantó su mano izquierda y elevó mi cara unos centímetros hacia él. Se acercó un poco, pero lo bastante como para empezar a notar su aliento. Arrimó un poco mas su mirada, tanto que si me movía un milimetro podría tocar su boca con la mía. Susurra:
-Tu madre a muerto-. y escucharlo fué como sentir que me estaban friendo el cerebro.
El fallecimiento de mamá había sido para mí casi un hecho. La única prueba que tenía era su ausencia en casa y aquel líquido rojo que podría ser de cualquiera.
-¿Cómo... lo sabes? ¿Lo has visto?.-pregunte en shock a punto de estallar de ira.
-Bueno... Deberás esperar a mañana.-mira al suelo-. Pudes quedarte en mi casa.-
Ahora ya no... pero por aquel entonces usaba gafas para el estudio, pues de tanto leer, mi vista se había ido deteriorando. El pelo largo, hasta la mitad de la espalda, y rubio, rubio claro. Vestía el tipo de ropa que la gente normal podría considerar "normal" en una niña de 15 años. Adoraba las historias y las películas de terror, aunque mas de una vez habia tenido pesadillas por culpa de aquellas películas. Las noches de lluvia las pasaba en vela, disfrutando de ella mirandoa traves del cristal de mi cuarto y manteniendo interesantes conversaciones con mi subconsciente. Han pasado tantas cosas...

prelυdιo a la deмencιa







Tenia 15 años. Era una alumna aplicada en las clases y admirada por los profesores, aunque nunca llegué a ser muy popular entre los compañeros. No tenía amigos en el instituto ya que dedicaba todo mi esfuerzo en el estudio. Tenia academia de inglés todas las tardes, y hacia muchas visitas a la biblioteca del colegio. A mi madre le hacia muy feliz que yo destacara por mis buenas notas y mi comportamiento ejemplar. Ella era la única persona en quien confiaba, mi única amiga. Después estaban los demás chicos y chicas del instituto, los profesores, la gente que vivía en mi mismo bloque... El mundo entero... Y mi vecino.
Un chico que debería tener mi edad a pesar de parecer mas mayor. Siempre que nos encontrábamos me sonreía, de aquella manera tan infantil y tierna, sonrisa que no pegaba nada con su estilo estrafalario. Ropa oscura, cadenas y pinchos. Le conozco desde que eramos los dos muy pequeños, siempre hemos vivido cerca. Lo conozco desde que ocurrió aquello... lo de mi padre.




Desapareció el día de mi cumpleaños. 9 años. Fue tan simple como absurdo. Me felicitó y se marchó a su habitación, o eso pensé yo. Mi madre me propuso preparar un pastel y fuimos a la cocina. Recién horneado, pusimos el pastel en la bandeja y lo llevamos al salón para comerlo los tres juntos. Pero nadie cortó nunca aquella tarta. Mi padre no aparecía. Llamadas a su móvil... apagado. Llamamos a la policía y nada. Nadie sabe absolutamente nada de el. Nada. Abandonadas, así nos sentimos mi madre y yo. Recuerdo que cuando buscábamos a mi padre, salí al rellano de casa, y allí estaba Luis, mi vecino, apoyado en la barandilla. Solo me dijo: Lo siento. Así fue como le conocí. Cruzamos una mirada triste y volví a entrar en casa, con la cabeza agachada, pues de alguna manera, supe que papá ya no iba a volver.




Golpeé con fuerza mi pequeña mano con la pared, asi noche tras noche, cuando nadie me veía. Mitigaba un poco el dolor que sentía por mi padre. No iba a mostrarme débil ante nadie. Prefería pudrirme por dentro cada noche antes de que nadie se preocupara por mi.




Después de esto, los años empezaron a pasar rápidamente, una vida agobiante organizada por mi madre, supongo que lo hizo por mi bien, para que no pensara mucho en lo ocurrido. Estanterías, libros, apuntes, el olor de la goma de borrar y de las libretas recién estrenadas. Todo ello trataba de no hacerme pensar que nos habían abandonado sin más, dejar de buscar los motivos que le habían llevado a desaparecer... si es que fué por su propia voluntad, pues la policía llegó a hablar de secuestros y extrañas mafias.